Yo que despierto
seis veces cada noche,
sudando a borbotones,
cansado de esperar.
Yo que me cuelo,
como un mal polizonte,
por todas las ventanas
que nunca dan al mar.
Yo que limpio con alcohol las despedidas,
que alquilo comprensión en las esquinas,
que pago a plazos la felicidad.
Y yo que robo de tu piel las coordenadas,
que pongo el pecho cuando me disparan,
que canto porque no sé respirar.
Yo que me olvido
de cada aniversario,
que miento con descaro
por no verte llorar.
Yo que me escapo
de todas las miradas,
dejando en cada verso
un trozo de disfraz.
Yo que limpio con alcohol las despedidas,
que alquilo compasión en las esquinas,
que pago a plazos la felicidad.
Y yo que robo de tu piel las coordenadas,
que pongo el pecho cuando me disparan,
que canto porque no sé respirar.
Alfredo González
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